Casi cinco años ha costado que fuéramos papas y obtuviéramos la adopción plena y la patria potestad. Cuando nos reunimos con nuestros socios de Alicante uno de ellos me contaba en la situación en que se encontraban en ese momento, cada etapa de la adopción es un sinfín de preguntas que nos hacemos a nosotros mismo y a nuestra pareja si es que la tenemos ¿seré un buen padre? ¿, sabré educarlo, podre contestar a sus preguntas, cuando sea más mayo?, ¿y la gente de mi entorno? ¿La familia extensa, me ayudara? ¿Y el cole, y mis vecinos? Yo les comente que cuando de repente después de años de espera y papeleo, llega el momento del encuentro con esa personita, caes en la cuenta que todas esas dudas y misterios sin resolver, quedan en un segundo plano, pues entre mas papeles, muchos biberones y pañales, potitos y demás líos no tienes tiempo ni para pensar en nada más que en lo que tienes en casa, en su cuidado y su bienestar.
Después pasa el tiempo y tú vida la que ha cambiado y sobre todo ha mejorado, vas relajándote en muchos aspectos, y estresándote con otros. En España la adopción casi siempre suele se pre- adoptiva, es decir hay un largo proceso todavía para que ese niño que ya es parte de ti, resulte ser tu hijo legalmente. Debes pedir permiso para todo, desde una foto, un viaje, una intervención quirúrgica etc. Y además como vemos muchas películas y nadie te asegura al cien por cien, que todo saldrá como está previsto, te asaltan dudas y paranoias y lo que quieres es terminar de una vez.
Cuando por fin llega el ese día tan esperado, descubres que el único papelote que tienes donde dice que ya tiene tus apellidos, es una fotocopia literal de nacimiento donde en la nota marginal, apenas unos milímetros figura tu hijo ya con tus apellidos… eso solo, sin más nada mas, solo eso… bendita nota marginal, por muy mal que suene marginal, que felices nos sentimos, ha valido la pena esperar y pasar por donde hemos pasado el premio final es lo mejor de todo. Santiago Albero.
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